martes, 29 de julio de 2014

Anoche estuvo aquí


Anoche volví a escuchar aquel disco.
Lo saqué del fondo del cajón donde lo dejé enterrado hace años. Hace muchos años. Hace tantos años. Hace demasiados años.

Volvieron a sonar aquellas canciones que escribieron un verano.
Canciones que cantan un verano. Veranos que escriben mil canciones.

Cerré la puerta de mi habitación,
me tumbé sobre la cama,
cerré los ojos y volé.

Volé tan alto y tan lejos que regresé hasta aquellos lugares.
Lugares que creí olvidados,
aquellas calles,
aquellos bares,
aquellas playas,
aquellas noches.



Y fuí recorriendo el tiempo en el viaje de vuelta, al mismo ritmo que marcan las canciones.
Con la fuerza de cada estribillo y la nostalgia que invade cada acorde.

Recordé dónde fuimos,
dónde nos perdimos,
y adónde nunca llegamos.

Cada uno de los pasos dados,
de las maletas de vuelta,
de los saltos al vacío,
y las promesas incumplidas.

Porque estas canciones están escritas con la misma sangre que nunca llegó al rio,
bajo un cielo de estrellas fugandose con nuestros deseos una noche de verano.



Porque no hay canción más triste, que la que nunca se terminó de escribir.


Anoche volví a escuchar aquel disco.
Lo guardé en el fondo del cajón donde lo dejé enterrado hace años. Hace muchos años. Hace tantos años. Hace demasiados años.